De la Paz, la Magia y la Civilización.
agosto 18th, 2017 | Publicado en Crítica
Frase repetida en tertulias y noticiarios con gran solemnidad, incluso algunos de nuestros políticos atinan añadiendo matices: «la civilización occidental está en guerra«. Es cierto pero nada nuevo. Como todas las civilizaciones que perviven nunca dejan de estarlo, es una lucha por el mismo espacio y el Mundo en este aspecto es un lugar cada vez más compartido y pequeño. La paz son periodos mágicos donde parece que unos se han impuesto a otros, en eso consiste su magia, en crear un espejismo provisional y mutante que hace se nos olvide estamos en guerra y nos dediquemos a otras cosas hasta que llaman a nuestra puerta o la tiran abajo que será lo suyo. Actualmente hay quienes discuten la existencia de dicha guerra, incluso hay quienes se aprovechan de ello atendiendo al mercado electoral; también hay quienes buscan causas, razones o motivaciones, comparan terror con terror, muertos con muertos…. lo hacen en la distancia, sin exigencias propias, dando por buenos «los propios muertos» desde un plató de televisión, una radio o periódico, una playa o estación de esquí, en definitiva, como hacen todos, y hacemos el resto.
La cuestión para nada baladí y que tenemos que tener en cuenta es que los occidentales somos portadores de una concepción del individuo, sus libertades y derechos llamada civilización occidental que nos define y con la que los «no occidentales» nos identifican. Europa no es un lugar meramente geográfico sino de cultura y civilización común donde cada vez más, menos creen, y algunos creemos. La cultura puede que sea la segunda naturaleza del hombre pero es aun más importante, es parte fundamental de su esencia. En nuestra sociedad acomodaticia vivimos obstinados en creer que el estado de cosas y destino del que disfrutamos nos corresponde de forma natural y además es universal «porque sí«, y esa creencia ficticia nos debilita y acabará destruyendo. Las libertades y derechos son una construcción de cultura y lucha, y cuando se ganan se defienden para no perderlas, y ahí estamos, en que tenemos que defenderlas, defender nuestra esencia y ahora nuestras vidas.
El tiempo lamentablemente continuará salpicando de sangre y dolor a la Humanidad con episodios de conflicto, éxodos, masacres, terrorismo…. no hay fórmula rápida ni definitiva porque en el tiempo los diversos acontecimientos que se suceden siempre son evolución hacia otro estado de cosas, constante mutación; y que queréis que os diga, esta guerra no es novedosa ni reciente, es la guerra de siempre porque todas son parte de la misma guerra: la de incultura, el odio, el resentimiento y el poder. Un problema añadido es que ahora también somos víctimas de nosotros mismos, nuestra cultura cada vez más disfruta de los placeres del relativismo y la equidistancia, si bien, en días como éstos será también un conjunto de imágenes, velas, flores y luto sincero…. , pero a la hora de la verdad eludimos las responsabilidades y delegamos en otros cualquier solución de los problemas, incluido éste. Mientras «los asesinos» nos odian por ser quienes somos , hasta el punto de no poder compartir este Mundo con nosotros, no eluden su acción facilitada por nuestra indefinición e inhibición de responsabilidad; amen de la ayuda que en el plano teórico proporcionan algunos «tontos útiles» que parecen justificar la barbarie atendiendo a su propios credos e ideologías y en función de quienes sean los muertos. Contradicciones de todo sistema, también del nuestro.
En definitiva, y lamento decirlo, no será suficiente con adoptar medidas de mayor seguridad, no bastará cerrar fronteras, no será suficiente con aislarnos o aislarlos…., tendremos sencillamente que seguir corriendo esta carrera de fondo de la Historia en la que llevamos siglos, y en la que corremos sencillamente para poder sobrevivir siendo quienes somos . Cojamos aliento y fuerzas, consolemos a las víctimas y sus familiares, y sigamos viviendo sin renunciar a ser individuos libres e iguales, y lo es más importante, no renunciemos a la aspiración de que todos los individuos sean tan libres e iguales como nosotros en cualquier parte del Mundo, ello no traerá nunca la paz definitiva pero si permitirá , al menos, haberles ganado esta guerra.