“Soy de un país vertiginoso donde la lotería es la parte principal de la realidad”

Jorge Luis Borges “La Loteria en Babilonia” (1941)

Será que hay elecciones, que está próximo el sorteo “Nacional” de la Lotería de Navidad, que el Barcelona ha negociado con Griezmann saltándose al atleti, o que me veo en la necesidad de decir algo para tratar de contribuir a ese proyecto común llamado España aclarando algunas cuestiones a amig@s confus@s, no se, quizás sea todo eso u otra cosa, pero la cuestión es que el episodio de hoy en la serie  “Catalonia Independence Day” me ha recordado un cuento de Jorge Luis Borges titulado “La Lotería en Babilonia”, cuento que de escribirse hoy seria “la Lotería en Catalonia”.

Lean si tienen interés el cuento y comprobaran lo que les digo, el protagonista un babilonio de pura cepa narra la historia de su república, relato de ficción con tal punto de paranoia que sería fácilmente reconocible la Cataluña actual y una sociedad, la catalana, adicta  al azar  y donde  la inmensa mayoría de sus ciudadanos  está condenada a jugar  al sorteo electoral conforme al modelo  babilónico  descrito por el narrador borgiano.  Juego de lotería caracterizado porque no solo existe la posibilidad de ganar, sino donde también hay premios de “suertes adversas” tales  como el descrédito , la prisión, la ignominia, el destierro,  etc. Y es este  elemento adverso,  fatalista y de infortunio, como señaló Borges, el que provoca que el juego de lotería se extienda por todo el espectro social descomponiendo estructuralmente  relaciones sociales  y afectos – en Catalonia –  por medio del ácido que destila y suministra el nacionalismo rancio, fanático y envenenadizo.  Como en el cuento de Borges al igual que sucedía en Babilonia ya no hay nadie en Catalonia que pueda librarse de jugar a la lotería suprema en que se han convertido las elecciones, un juego donde «la Compañía Nacionalista y del 3 por cien » reparte las papeletas del «procés” para llevarnos a todos por  senderos de incertidumbres hacia ningún sitio,  guiados por una brújula que solo marca: azar.

En las elecciones autonómicas  los catalanes votan, en definitiva, si quieren seguir jugando a la lotería sometiendo su destino al azar una y otra vez, gozando en el caos del placer que pueden sentir algunos en perder patrimonio, trabajo,  amigos, credibilidad, empobrecerse moral y culturalmente como nunca antes o, por el contrario, empoderarse y regir su destino haciéndose responsables del mismo. Ya veremos, porque como termina el cuento de Borges: «Babilonia (Catalonia) no es otra cosa que un infinito juego de azares».

Voten y jueguen….pero sobre todo lean el cuento de Borges.