LA TORRE DE BABEL Y LA ALINEACIÓN EN LA DIVERSIDAD
enero 20th, 2014 | Publicado en Crítica
Reconozco que soy extremadamente crítico, incluso algunos dicen que ácido, en mis opiniones sobre aquello que me importa, y el sector de la intermediación inmobiliaria me importa tanto que he dedicado mi vida profesional a su servicio. Por ello ando vislumbrando con sorpresa y en la distancia el proyecto de la VOZ ÚNICA, y lo reconozco, no he podido aguantarme más a decir algo sobre ello amén de los disgustos que me genera en la mayoría de las ocasiones decir lo que pienso en foros públicos y de opinión.
Vamos allá, la consideración de que algunos miembros del sector de la intermediación inmobiliaria, un grupo mas menos que más amplio, todos conocidos y algunos grandes amigos, consideren a la comunidad de intermediarios inmobiliarios como una realidad tan homogénea como para que tenga una única voz es algo que en mi opinión, y después de trabajar para más de mil oficinas inmobiliarias por toda España durante más de diez años prestando tanto servicios jurídicos, como siendo socio franquiciado de más de una franquicia inmobiliaria, agente de la propiedad inmobiliaria colegiado con oficina propia, perteneciendo a diversas asociaciones y trabajando para otras tantas, y como formador es una consideración no ajustada a lo que he visto y vivido. Supongo que o bien ellos o yo estaremos en un error de apreciación no voluntario, y es que ya se sabe que en esto de los sentidos es fácil confundirse, y aquí considero se confunde el sentido del oído con el de la visión, porque no es lo mismo voz única que visión unívoca.
El sector inmobiliario es un sector, en mi modesta opinión, mayoritariamente anónimo y heterogéneo, integrado por profesionales que han conseguido seguir abiertos tras la crisis, también por los ausentes que son aquellos que han cerrado pero de los que siempre nos quedará algo, por los que se incorporaran ahora cuando llegue su momento, por aquellos que volverán a cerrar, y evidentemente también por los clientes que si bien no son la voz única son la única voz de la que vivimos los profesionales. Y es que a fuerza de repetir un slogan no se transforma la realidad, slogan que en función de cómo se traduzca pasa de ser:, “LA VOZ ÚNICA” a ” LA UNICA VOZ”, y eso si que resultaría preocupante, porque si por lógica una voz única es algo incompatible en colectivos heterogéneos y plurales, donde los normal es que se coincidan en algunos aspectos y en otros se difiera, el modelo de una ÚNICA VOZ es un modelo basado en formulas realmente poco participativas y en las que unos pocos hablan por muchos a los que no se oye.
Son tiempos difíciles para la libertad y el pensamiento crítico, son tiempos difíciles para defender opiniones y planteamientos distintos a la mayoría pública. Son tiempos difíciles para exigir organizaciones verdaderamente democráticas donde el nepotismo y compadreo, la patrimonialización por determinadas empresas o familias inmobiliarias de organizaciones prima facie asociativas y en realidad corporativas, no sean los acordes que suenan en cada cita o reunión de profesionales. Ahora el rasgo de la profesionalidad lo determinan solo algunos de los propios profesionales, no los clientes; ahora si queremos saber de nuestros clientes vemos videos o entrevistas protagonizadas por sujetos que se mueven al otro lado del Atlántico; la credibilidad se gana en cursos propios y otros en los que se exportan siglas que al ciudadano poco le dicen o le suenan a las letras interminables que aparecen en los prospectos de complejos vitaminados.
La ausencia de dimensión identitaria de los agentes inmobiliarios es fruto de una deficiente gestión de la función social que desempeñan, no de la falta de una ÚNICA VOZ. La tendencia a la homogeneización empuja a los individuos a ir conformando su identidad al modelo que se muestra como el único aceptable públicamente. De tal forma que se da por descontado que todo INMOBILIARIO que se precie de tal debe, entre otros rasgos, pertenecer a un MLS, trabajar en exclusiva, crecer en base al régimen de autónomos, estar subordinado a una patronal formal pero en la realidad inexistente, y por supuesto, ver al cliente al final de todo proceso de formación identitaria, cuando precisamente debería ser el primer escalón, porque la noción de identidad solo puede hacerse si tenemos otros que nos identifiquen.
Pese a la creencia generalizada de que la Torre de Babel fue mala, los caminos del Señor son insondables, en realidad favoreció la pluralidad y la diversidad, el desarrollo, la innovación y la cultura, en definitiva, la colaboración entre personas que sin tener una única voz (lengua) consiguieron hablar, darse a entender entre ellos y los demás y configurar una realidad.